Donald Trump ha encendido la chispa de la controversia en Estados Unidos al anunciar su decisión de restablecer el Día de Colón, una festividad que había sido objeto de creciente rechazo y reemplazo por el Día de los Pueblos Indígenas en varias ciudades del país. A través de su plataforma X, el expresidente acusó a los demócratas de intentar «destruir la reputación» de Cristóbal Colón, prometiendo restaurar la celebración con «fuerza» y bajo las mismas reglas y fechas tradicionales.
Trump criticó duramente lo que él percibe como una campaña liberal para derribar estatuas de Colón y eliminar la conmemoración, sustituyéndola por actos «WOKE» o simplemente eliminando cualquier tipo de celebración. Su anuncio ha reavivado el debate sobre el legado de Colón, cuya llegada a América en 1492 es vista por muchos como el inicio de un período de colonización y opresión para los pueblos originarios del continente.
La decisión de Trump ha generado reacciones encontradas, con defensores argumentando la importancia de preservar la historia y detractores señalando la necesidad de reconocer y honrar la historia y los derechos de los pueblos indígenas. En la República Dominicana, donde el legado de Colón también es parte de la historia, este debate resuena con particular intensidad, registrando la compleja relación entre la historia y la identidad nacional.